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─❁ Mujer que sabe latín... ❁─

Mujer que sabe latín... por Rosario Castellanos es un ensayo en el que analiza el desenvolvimiento de la mujer en la sociedad mexicana y lo compara no sólo con su experiencia personal, sino con tramas y teorías feministas provenientes de otras naciones. Rosario fue la precursora e intelectual más importante del Feminismo en México. 

Dentro del ensayo nos encaminamos a los primeros pensares del amor romántico, el quiebre de los sueños por el mandato y la opresión masculina y nos cuestiona sobre si verdaderamente deseamos lo impuesto. Si bien la cultura de cada nación es diversa, el machismo no lo es. 

Castellanos, en la decencia de su narrativa, nos pone en jaque con los sutiles pensares que contravienen la forzada normativa y nos infunda el ferviente deseo de darnos la libertad que hemos anhelado en la ilusión. Nos remite el análisis de autoras como Simone De Beavoir, Virginia Woolf, Betty Friedan, Violette Leduc, María Luisa Mendoza y entre otras, donde compara los comportamientos sociales de hombres y mujeres y brinca con sus directas conclusiones casi en automático; nos da el golpe con guante blanco sobre la verdad de nuestro entorno, aquel tan nuestro que ni siquiera nos pertenece.

"...la mujer ha sido, más que un fenómeno de la naturaleza, más que un componente de la sociedad, más que una criatura humana, un mito."
(Castellanos, 4ta. ed. 2003, capítulo 1, p. 9)

Desde las primeras páginas, la dormida violencia de la pensadora comienza a darnos, bruscamente, la afirmación social de sernos nulos humanos. Somos parte de las fantásticas creaciones de la divinidad, la representación imaginaria de lo que debe ser una mujer. Eso nos resta la existencia en la realidad. Incluso, como ejemplo de la trascendencia educativa de la mujer, al cedernos la oportunidad de estudiar, se nos espera retomar la imposición de lo que una mujer aspira a ser y tener; ser amada de casa y tener a su familia. ¿Se puede más? No, nunca más.

Cada aporte social con protagonismo masculino termina desterrando la consideración de la existencia femenina, puesto que nos hemos condenado a la delicadeza del cuerpo y a la vivencia del amor. Nos han condenado a que el amor es más importante que nuestro intelecto. Lo hemos aceptado, sin consciencia, por muchos siglos, pero los cuestionamientos que van surgiendo con cada nueva generación, cada desglose de tema, cada sector social y cada situación propia de la mujer, nos revela el entorno como verdaderamente es. Hoy nosotras decimos No, nunca más. Cuestionarse lo impuesto es la luz primeriza.

"Nadie les hace la pregunta porque se da por sentado que así tiene que ser. ¿No es una mujer? ¿No han sido las mujeres hechas para casarse?"
(Castellanos, 4ta. ed. 2003, capítulo 21, p. 104)

El cansancio se nota en la narrativa de Castellanos al inundarnos con la regla de la virginidad. La mujer, en construcción, es moral. El hombre, en su específica construcción, no lo es. La mujer debe ser un símbolo de puridad, por ello debe ser virgen. La mujer debe ser un símbolo moral, por ello debe ser perfecta para la sociedad. Deber. ¡Qué impuesta labor!

A nosotras se nos infunde cuidar a la familia y ser dadoras de vida. Dentro de los deseos morales, atosigan con la maternidad, porque ni siquiera contamos con el poder de una decisión tan simple sobre sí querer o no tener hijos; es un sí rotundo, un sí que no requiere signos de interrogación. Se nos espera, siempre, cuidar. ¿Y quién cuida de nosotras? ¿Quién vela por nosotras?

"¿Con qué derecho va a gastarlo todo en sí misma cuando los demás, que sí están agobiados por verdaderas necesidades, lo requieren?... Tiene que compartir, dar."
(Castellanos, 4ta. ed. 2003, capítulo 2, p. 27)

El desarrollo de Castellanos, sin crudeza, nos demuestra el desvive por el control de todos pero nunca por el nuestro, porque nacemos para atender, pero no podemos aspirar a tener más porque nuestras necesidades no importan. Aquí se refleja ese tan terrible acto de pertenencia, de sernos del hombre y nunca independientes. La mujer, dentro de la sociedad, funge un papel de sometimiento, de nula libertad que debe acoplarse a lo que los demás desean. El control es lo que el machismo ha tenido durante siglos. Por ello, son amenazantes las mujeres que no solo piensan y estudian, sino que contravienen el mandato social de la mujer. Temen que nos tengamos en poder, independientes.

Al adentrarnos a las autobiografías de algunas autoras seleccionadas, Castellanos toca puntos que difícilmente podríamos considerar para cuestionar el impuesto machismo. El lenguaje, en su estado verbal o escrito, podría afirmar, es el menor atendido. La repetición de ciertas conductas expresadas de forma verbal, en su mayoría, las hemos auto almacenado como una verdad absoluta, por la forma de crianza y los pensamientos que circulan en ese núcleo de desarrollo.

A este se le unen las acciones, que también podemos tomarlas como una verdad absoluta por el mismo entorno. Sin embargo, estas por como se presentan pueden crear cuestionamientos casi en automático sobre sí es correcto lo aprendido. La mayoría de las ocasiones es que, aún o no teniendo ese cuestionamiento, el temor puede volverse tan grande que nos hace dudar de lo desconocido, manteniéndonos en el mismo lugar. Un ejemplo de ello es un pasaje elegido de Natalia Ginzburg mencionado en el libro: "Un amor capaz de darnos latigazos hasta que nos sangre, un amo que grita y nos condena. Nosotros tenemos que tragar saliva y apretar los dientes."

"¿En cuántos casos las mujeres no se atreven a cultivar un talento, a llevar hasta las últimas consecuencias la pasión de aprender, por miedo a la soledad, al juicio adverso de quienes las rodean, al aislamiento, a la frustración sexual y social que todavía representa entre nosotros la soltería?"
(Castellanos, 4ta. ed. 2003, capítulo 2, p. 27)

La historia es una ferviente jugadora, toma verdadera atención del entorno para manipularnos desde nuestros primeros deslices en el tablero. Hace que nuestras necesidades y deseos queden en segundo plano porque las necesidades y los deseos de otros siempre irán primero. Es ahí que nos reflejamos en una desviación existencial, porque vivimos para otros. Hemos sido vistas como propiedad y no con individualidad. Incluso, si nos remontamos a la legislación mexicana, no es hasta los años sesentas que se nos clasifica como ciudadanas, nos dan derecho al voto y, ante la ley, nos volvemos personas.

Cada bloque dentro del ensayo es un deleite ilustrativo, de masticación intelectual y análisis no sólo de nuestro accionar, sino del entorno en el que nos desenvolvemos y qué tan dispuestas estamos a seguir el mismo trazo del pasado en nuestro futuro. Nos brinda los primeros ruidos mentales, la escucha de nuestra intuición sobre la injusticia femenina en cada situación de nuestra vida, desde lo más personal hasta lo ajeno. Nos brinda la esperanza y nosotras debemos hacerla crecer, como una planta. 

Cierro con un fragmento de Ivy Compton-Burnett, que selecciona Castellanos sobre la justicia; "Y yo no creo que a la justicia le baste con ser poética sino que aspira a su realización total."  No cabe duda que la teoría nos hace pensar, nos hace cuestionar, pero necesitamos más práctica y dejar de recibir el apoyo sólo por obligación.  No deberíamos exigir lo básico si también somos seres humanos.


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─❁ Woman who Knows Latin... ❁─

In Woman who Knows Latin... by Rosario Castellanos, she analyzes the development of women in Mexican society, comparing it not just to her own experience, but also to feminist theories and plots from other nations. Castellanos was both the forerunner and the most influential figure in Mexican Feminism.

She explores the first thoughts of romantic love, the break of dreams caused by the mandate and male oppression, and questions us whether we really want what is imposed. Even though each nation's culture is different, male oppression remains the same.

In her decency, Castellanos gives us the subtle thoughts that contravene the imposed regulations and infuse us with the fervent desire for freedom that we yearned for during the illusion. Simone De Beauvoir, Virginia Woolf, Betty Friedan, Violette Leduc, María Luisa Mendoza, among others, are examples of authors she has analyzed where she compares the social behaviors of men and women and jumps to conclusions almost immediately. The author slaps us with a white glove when it comes to the truth of our environment, which is so ours, but does not actually belong to us.

"...the woman has been, more than a phenomenon of nature, more than a component of society, more than a human creature, a myth."
(Castellanos, 4th ed. 2003, chapter 1, p. 9)

The dormant violence of the thinker begins, abruptly, to reveal itself in the social affirmation of being non-human on the first page. We are a part of the fantastic creations of divinity, an ideal representation of what a woman is supposed to be. Our existence, in reality, is therefore excluded. Even in terms of education, by giving us the opportunity to study, we are expected to embrace traditional views that define what a woman aspires to be and have; namely, to be a wife and have a family. Would we be able to do more? Never ever.

The male role in every social contribution banishes the consideration of female existence, as they have condemned ourselves to the delicacy of the body and the experience of love. They assume love is more important for us than intellect. We have accepted it, unconsciously, for centuries, but the questions that arise with each new generation, each topic, each social sector, and each women's proper situation, reveal everything as it truly is. Today we say No, never ever again. Questioning what is imposed is the first light.

"Nobody asks them the question because it's assumed that's the way it has to be. Isn't she a woman? Aren't women made to marry?"
 (Castellanos, 4th ed. 2003, chapter 21, p. 104)

Castellanos's narrative encaptures tiredness when she floods us with the rule of virginity. The woman, under construction, is moral. Man, in his specific construction, is not. The woman must be a symbol of purity, therefore she must be a virgin. The woman must be a moral symbol, therefore must be perfect for society. Must, duty. What most imposed work!

The most infused purposes women carry on are for their family and to be givers of life. One of the moral desires is the harassment of motherhood. We are not able to make a decision even on the most simple question, to have or not to have children. It is a resounding yes, with no question marks capturing it. We are expected, always, to take care of the rest. But, who takes care of us? Who watches over us?

"With what right is she going to spend it all on herself when others, who are overwhelmed by real needs, require it?... She has to share, give."
 (Castellanos, 4th ed. 2003, chapter 2, p. 27)

Castellanos's development does not involve crudeness, she shows us the dedication to control everyone but never ourselves, because we are born to serve, but we cannot aspire to have more because our needs do not matter. In here, the terrible act of belonging is reflected, never independent, always to the man. Through society, women play the role of submission, of no freedom that must be attached to what others want. Control is what male oppression has had for centuries. For that reason, independent women are a threat to men, because we do not only study and think, we are in control of ourselves and we ignore the social mandate of women.

In her exploration of the autobiographies of some selected authors, Castellanos makes points that we would never consider to question male oppression. I would say that language is the least attended, whether it is spoken or written. Throughout time, certain expressed behaviors have been repeated that we can consider them as absolute truth due to the way of upbringing and the thoughts of the nucleus of development.

The same nucleus can take physical acts as absolute truth. Nevertheless, the way those attitudes are shared with us can immediately raise questions about what has been learned is correct. In some cases, regardless of how we view doubts, fear can become so hard that it prevents our decision-making. An example of this is a passage by Natalia Ginzburg mentioned in the book: "A love capable of whipping us until it bleeds us, a master who screams and condemns us. We have to swallow saliva and clench our teeth."

"In how many cases do women not dare to cultivate a talent, to take their passion for learning to its ultimate consequences, for fear of loneliness, of the adverse judgment of those around them, of isolation, of the sexual and social frustration that still represents singleness among us?"
(Castellanos, 4th ed. 2003, chapter 2, p. 27)

History is such a passionate player, she manipulates the board from the first move we perform. As a result, our needs and wants are always placed in the background, since the needs and wants of others will always be met first. Here is where we find an existential deviation since we live for others. We are not seen as individuals but as property. Compared to Mexican legislation, women were not allowed to vote until the 1960s, when they became citizens and people.

Each block of the essay illustrates the delight of intellectual chewing and analysis, not only of our actions but of the society in which we live, and how willing we are to follow the same path in the future as we did in the past. Castellanos gives us the first mental noises to listen out for the injustices committed against women in every situation of our lives, both personal and social. She provides to us hope and we must make it grow, like a plant.

I conclude with a selection from Castellanos to Ivy Compton-Burnett about justice "Unfortunately I don't think it is enough for justice to be poetic, it must strive towards its total realization." Of course, the theory makes us think, makes us question, but we must put theory into practice and no longer accept support only as an obligation. We should not require basic needs if we are also human beings.


Woman who Knows Latin... by Rosario Castellanos is not available in English