¿Te gustan los duraznos? | Do you like peaches?
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─❁ Cara de liebre ❁─
Cara de Liebre por Liliana Blum nos narra, desde la crudeza, los vestigios de una herida sociedad, la profundidad de aquellos traumatismos que incentivan a cobrar justicia por mano propia. Nos encara la realidad del rechazo en tres historias particularmente unidas por la exactitud gráfica de la portada.
Irlanda, la primera mujer que se nos presenta, tiene su riguroso plan de fin de semana en un bar local, La Cebolla de Cristal, donde, en busca de cacería, determina quién de los asistentes se convertirá en su festín nocturno, este más que disfrazado de deseos lascivos. Ella, a lo largo de la trama, nos comparte la crueldad vivida en su infancia, el desentendimiento familiar y el abuso escolar por parte de sus compañeras. Nos demuestra la realidad de aquellos infantes que tienen hervida la sangre, que repiten el odio y el rechazo con el que crecen. Ellas desmoronan el pensamiento de la supuesta y marcada inocencia en la infancia, puesto que reflejan lo malcriados que los niños pueden llegar a ser.
Tamara, la segunda mujer, también ha vivido encasillada por deseos de terceros, no sólo familiares, sino del mundo entero. Ha vivido en carne propia la denigración de su persona y su valor y ello la ha llevado a depender emocionalmente de cualquier individuo que se le presenta. La necesidad afectiva de Tamara puede pensarse enfermiza pero las circunstancias de su propia experiencia la han encaminado a sentir que no merece más que las migajas cedidas. Es el constante complacer el que la lleva a denigrarse a sí misma.
Nick, la historia que carece de trama, es la pared que separa la historia de las dos mujeres, es el punto en común que puede desmoronar los planes que ambas tienen con él. Nick, quien en su sumergido narcisismo cree merecer todo aquello que se le atraviesa en su frente, incluso de la posesión femenina, no hace más que tomar todo aquello que en su conciencia cree es suyo. Él no hace más que disfrutar de la vida, él es el protagonista del mundo entero y a nadie, salvo a sí mismo, le rinde cuentas.
"Destruir no es más que una ambición retorcida de quien carece de talento."
(Blum, 2020, capítulo 3, p. 29)
Cada uno de los participantes en la trama busca un deseo en particular. El de Nick es el de mofarse de placer, de sentirse merecedor de todo lo bueno sin siquiera mover un dedo. Él es parte de las existenciales pruebas de la manipulación emocional, de maniobrar todo en su entorno para su placer personal, inclusive cree que no existe alguien con mejor pensamiento y personalidad que él mismo. Es un hombre atrapado en una burbuja privilegiada y malcriada que no hace más que absorber a los demás.
El deseo de Tamara es poder pintar pero estos deseos tan fervientes se ven nublados por la aparición de Nick y el resurgimiento del rechazo masculino, de sentirse insuficiente con el entorno en el que ha crecido. Tamara revive los dolorosos estragos de su formación académica en la pintura y determina, inconscientemente, que su valor depende de la aprobación masculina. Ella, dentro de sí, sabe que es capaz de más pero desconoce cómo avanzar por ese deseo de sentirse amada.
Al final, Irlanda, quién a mi parecer ha sufrido el más inquietante rechazo, tan fuerte, que decide lo inimaginable: asesinar. La vida le ha dado el vuelco de dolor y desprecio desde sus primeros instantes terrenales y no es hasta que determina que su valor es inexistente, toma ventaja de lo que puede manejar para obtener su deseo; es decir, su cuerpo como medio de deslumbre, porque ella deja ciegos a los demás.
La voz de Irlanda es la más ensordecedora de todas, sus juicios nos hacen navegar entre la fantasía, la crueldad y la realidad. Ella, entre pensamientos menciona que "un rompecabezas al que le falta una sola pieza ha perdido su razón se ser", no creo que sepa, en su individualidad, que todos somos una pieza perdida.
Las tres historias hacen una reflexión inconsciente de qué tan cruda, enferma e impactante resulta nuestra sociedad, aquella que no tolera las diferencias, que encara gestos de desprecio a la carencia de la normalidad y que condena por cuestiones físicas o de género, por mencionar algunos. Si bien creemos que nunca nos hemos manchado las manos o creemos haberlas limpiado, siempre las tendremos embarradas de alguna u otra forma. No hay pulcritud ni en el victimismo.
La unión de las tramas nos despoja de la valoración personal puesto que nos sumerge a la tristeza, a la desesperación por el cariño, la angustia y la ansiedad por la atención y el escozor de las heridas que demuestran que la esperanza es utópica. Estas historias nos recuerdan que seguimos sumergiéndonos en cómo creemos que es la vida por la manifestación de la misma, porque si no hubo un amor sincero en un inicio, ¿qué les hará pensar que lo tendrán después? ¿Por qué creerían que sería diferente?
Más allá de la individualidad de las historias, la trama no sólo nos pone a pensar en el desenvolvimiento actual de nuestra sociedad por la percepción de la misma, sino en las repercusiones psicológicas sobre el actuar de los dolidos individuos, aquellos que consideran que no hay auxilio porque el mundo entero les da la espalda; individuos que creen que no habrá una luz porque están acostumbrados a que las velas no duran en la oscuridad.
Tocamos el rechazo, el miedo, el odio y las inmensas ganas de demostrar las equivocaciones del entorno social. Entre estas inquietantes letras, nadaremos, profundamente, en las perversiones más consternantes por el daño que les perpetuó.
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|ENG|
─❁ Hare Face ❁─
From Liliana Blum's Cara de liebre (Hare Face), we learn about the vestiges of a wounded society, the depth of those traumas that encourage justice by one's own hand. Her three stories confront us with the reality of rejection in a way that is specifically unified by the graphic accuracy of the cover.
Irlanda, our first female appearance, has her rigorous weekend plans at a local bar, La Cebolla de Cristal (in English the Crystal Onion), where she chooses which of the visitors will become her nightly feast, veiled more than anything with lascivious desires. She shares throughout the story the cruelty she experienced in her childhood, the misunderstanding within her family, and the bullying she encountered at school. She shows us the brutal reality of those infants whose blood boils, who repeat the hatred and rejection they endure throughout their lives. As a result, she unmasks the idea that children are innocent since they reflect the spoiled nature of of them.
Similarly, Tamara, the second woman, has lived restricted by the wishes of third parties, including family members as well as the entire world. The devaluation of her person and the value she experienced in her own flesh has caused her to emotionally cling to any individual who appears to her. Although Tamara's affective need may seem unhealthy, her own experiences have led her to think that she deserves less than the crumbs she receives. Her constant pandering makes her denigrate herself.
Nick, the story without a plot, is what separates the women's stories, he is the point that can destroy the plans that they both had with him. In his submerged narcissism, Nick believes he deserves everything that crosses him, even female possession, and does nothing more than take from the world what he believes is rightfully his. Considering he is the protagonist of the entire world, he can be held responsible for nothing but himself.
"Destroying is but a twisted ambition of the untalented."
(Blum, 2020, chapter 3, p. 29)
Each character in the story has a particular desire. In Nick's case, he has a tendency to scoff with pleasure, to make it clear that he has every right to everything good. He reflects the existential view of manipulating everything in the environment to make himself happy, including believing that no one else is smarter and more talented than he is. He lives in a bubble of privilege and affluence that doesn't do anything but absorb his surroundings.
It is Tamara's desire to be a painter, but this desire is overshadowed by the appearance of Nick and her resurgence of feeling insufficient within the environment she has grown up in. Tamara relives the painful ravages of her academic training in painting and unconsciously determines that her value depends on male approval. She, deep inside her, knows that she is capable of more, but she does not know how to move forward because she desires to feel loved, to feel approved.
In the end, Irlanda, who's in my opinion, has suffered the most disturbing rejection, is so strong that she decides the unimaginable: murder. Life has given her the overturn of pain and contempt since her first earthly moments. It is not until she determines that her value is non-existent, decides to take advantage of what she can manage to obtain her desires; her body as a means of dazzling because she leaves others blind.
Irlanda's voice is the most deafening of all, her judgments make us navigate between fantasy, cruelty, and reality. She, between her thoughts, mentioned to us that a "puzzle that has lost a piece has lost its reason"; I don't think she knows, in her individuality, that we are all a missing pieces.
"Is hate a device to cover up fear?"
(Blum, 2020, chapter 40, p. 274)
(Blum, 2020, chapter 40, p. 274)
The three stories make an unconscious reflection of how raw, sick, and shocking our society is, the one that does not tolerate differences and that faces gestures of contempt for the lack of normality. Although we believe that we have never soiled our hands or we have cleaned them, we will always have them muddy in one way or another. There is no neatness or victimhood.
The plot reflects the social sphere and the psychological repercussions of those hurt people, those who consider there is no hope because the whole world turns its back on them. It speaks of rejection, fear, hatred, and immense desire to demonstrate social mistakes. We will swim, truly deeply, into the most dismaying perversions that have perpetrated them.
Hare face by Liliana Blum s is not available in English