Rebeldía con cachetada blanca | Glove slap rebellion
| ESP |
─❁ Una habitación propia ❁─
Una habitación propia por Virginia Woolf nos comparte, por medio de recopilaciones conversacionales, opiniones y consideraciones sobre cómo percibimos el mundo a través de los ojos femeninos, el repudio a nuestra anhelada independencia y las trabas que se nos propician cuando deseamos alcanzar nuestros objetivos. ¿Qué tanto podemos hablar de libertad, incluso en nuestro tiempo, si aún se nos priva de nosotras mismas? ¿Qué tanta amenaza hay dentro de la rebeldía?
La actual trama no sólo nos comparte, en contexto histórico, los primeros avances de la ciudadanía femenina, sino que comienza la apertura de la independencia hacia las mujeres a través de darnos el beneficio de la duda. ¿Por qué el uso de la palabra? Porque no se nos otorgaba la posibilidad de actuar independientes. El que la sociedad nos diera algo que verdaderamente no debíamos pedir ha sido un avance y ejemplo para las naciones que aún siguen en desarrollo con temas político-feministas.
Virginia, dentro de sus letras nos comparte, con pulcritud y respeto, aquellas situaciones vividas que involucran el rechazo masculino, de tenderle el rechazo sólo por una cuestión meramente de género. ¿Acaso hay influencia de nula inteligencia por esa cuestión o sólo es el miedo a concebir que podemos ser igual que un hombre? Esta y muchas otras cuestiones provienen naturalmente al lector mientras desentraña las actitudes, pensamientos y conclusiones del entorno compartido.
La actual trama no sólo nos comparte, en contexto histórico, los primeros avances de la ciudadanía femenina, sino que comienza la apertura de la independencia hacia las mujeres a través de darnos el beneficio de la duda. ¿Por qué el uso de la palabra? Porque no se nos otorgaba la posibilidad de actuar independientes. El que la sociedad nos diera algo que verdaderamente no debíamos pedir ha sido un avance y ejemplo para las naciones que aún siguen en desarrollo con temas político-feministas.
Virginia, dentro de sus letras nos comparte, con pulcritud y respeto, aquellas situaciones vividas que involucran el rechazo masculino, de tenderle el rechazo sólo por una cuestión meramente de género. ¿Acaso hay influencia de nula inteligencia por esa cuestión o sólo es el miedo a concebir que podemos ser igual que un hombre? Esta y muchas otras cuestiones provienen naturalmente al lector mientras desentraña las actitudes, pensamientos y conclusiones del entorno compartido.
"Las mujeres no escriben libros sobre los hombres, hecho que no pude evitar acoger con alivio, porque si hubiera tenido que leer primero todo lo que los hombres han escrito sobre las mujeres, luego todo lo que las mujeres hubieran escrito sobre los hombres, el áleo que florece una vez cada cien años hubiera florecido dos veces antes de que yo pudiera empezar a escribir."
(Woolf, 2018, capítulo 2, p. 22)
¿Qué tanta oportunidad se nos ha otorgado? ¿Qué tanta independencia se nos ha brindado? Es de las cuestiones que más ruido hacen desde el comienzo de la narrativa, puesto que se busca enfatizar en las necesidades femeninas para volvernos propietarias de nuestro destino.
Pero no basta con el deseo y la lucha significativa para proclamarnos vencedoras de los males sociales, sucede que el mismo entorno no acepta la diversidad, no acepta que el mundo pueda actuar de manera distinta a la convencionalidad. Virginia deja un claro ejemplo con la inferioridad de un docente que considera nuestro nulo desenvolvimiento por limitaciones tanto mentales como físicas, y aquí entramos a un tema tan intenso y tan arraigado hasta nuestros tiempos, que imposibilita la consideración de sernos para nosotras, sino ser de otros, porque ni capacidades ni libertad tenemos.
(Woolf, 2018, capítulo 3, p. 60)
No puedo reprochar la ideología social, de buscar el bienestar y la comodidad antes que el deseo del amor. No es secreto a voces, puesto que dentro de la historia de la humanidad, ese ferviente ejemplo resurge inconmensurable. En diversas civilizaciones se ha preferido la estabilidad, lo que uno puede ofrecer antes de crear un lazo tan íntimo como el matrimonio. Sin embargo, dentro de la misma palabra matrimonio vemos que la afectación más intranquila para nuestra actualidad: la toma de la mujer como objeto directo del hombre, no con individuo.
¿Cómo verdaderamente podemos hablar de libertad si aún se nos niegan beneficios tan simples, tan básicos para el ser humano? Si bien han existido cambios sumamente radicales, no podemos determinar que esos cambios nos dan el mismo privilegio, libertad y tranquilidad que el género masculino disfruta. Los cambios están, no se niegan, pero no podemos hablar de completa equidad porque se nos sigue contrarrestando valor aún por cuestiones de género que se alinean a lo económico, laboral, social y cultural. Lo que más me intriga dentro de este análisis es qué tanto la sociedad está dispuesta a cuestionar lo que considera normal o correcto sólo por haberlo vivido por generaciones. La norma social es relativa, debemos de analizar la manipulación en las creencias.
¿Cómo verdaderamente podemos hablar de libertad si aún se nos niegan beneficios tan simples, tan básicos para el ser humano? Si bien han existido cambios sumamente radicales, no podemos determinar que esos cambios nos dan el mismo privilegio, libertad y tranquilidad que el género masculino disfruta. Los cambios están, no se niegan, pero no podemos hablar de completa equidad porque se nos sigue contrarrestando valor aún por cuestiones de género que se alinean a lo económico, laboral, social y cultural. Lo que más me intriga dentro de este análisis es qué tanto la sociedad está dispuesta a cuestionar lo que considera normal o correcto sólo por haberlo vivido por generaciones. La norma social es relativa, debemos de analizar la manipulación en las creencias.
Eso mismo afecta en el tema del arte femenino y en el que deseo enfatizar. He notado arte calcinante, feroz e intenso en las palabras femeninas, y si bien tiene como influencia la rebeldía y el desespero por hacer notar nuestros males, suelen ser más deleitantes que el arte masculino. Estos pareciesen limitarse a lo escabroso, de sentir el juzgamiento por la vulnerabilidad de su virilidad.
"Coleridge quiso decir quizá que la mente andrógina es sonora y porosa; que transmite la emoción sin obstáculos; que es creadora por naturaleza, incandescente e indivisa." Menciona Woolf al hablar sobre la literatura masculina con elementos femeninos, aquella que no se presenta tan a menudo. Me parece atrayente y explosiva la relación femenina en lo andrógino y en la lucha social por escucharnos. Considero que el abrazo a lo que sentimos y de la manera en que lo hacemos hace de nuestro arte una pena, una delicia para morir infinidad de veces. Lo que tenemos por decir es motor para el arte, para mantenernos fervientemente alineadas a nuestros sueños de escritura o de alguna otra índole; el hecho del rechazo nos enerve la sangre porque queremos que nos volteen a ver. La mezcla del cansancio y de la esperanza nos levantan en masa.
Un fragmento de Woolf sobre la escritura, es sobre la desconocida hermana de Shakespeare y la semejanza a tantas voces apagadas, tantas que no han tenido oportunidad de florecer, incluso, en el cese de su propia luz. Ella narra: "...yo creo que esta poetisa que jamás escribió una palabra y se halla enterrada en esta encrucijada vive todavía. Vive en vosotras y en mí, y en muchas otras mujeres que no están aquí esta noche porque están lavando los platos y poniendo a los niños en la cama. Pero vive; porque los grandes poetas no mueren; son presencias continuas; sólo necesitan la oportunidad de andar entre nosotros hechos carne. Esta oportunidad, creo yo, pronto tendréis el poder de ofrecérsela a esta poetisa."
No creo que exista cierre más bello, más intrépido que la afirmación de Woolf al mirar hacia un incierto futuro sobre lo qué ocurrirá en el arte femenino, si es que las voces tendrán oportunidad de crecer, pero, está vez, como enredaderas; si es que nos permitimos ser más rebeldes y escribir en más de una habitación, incluso si no nos pertenece.
─❁─❁─❁─❁─❁─❁─❁─❁─❁─❁─❁─❁─❁─
|ENG|
─❁ A Room of One's Own ❁─
Virginia Woolf's A Room of One's Own provides us with opinions and considerations about how we see the world through the feminine perspective, the rejection of our longing for independence, and the obstacles that come our way when we strive to achieve our goals. Even in our time, can we talk about freedom if we are still deprived of ourselves? Is the rebellion a form of threat in itself?
While the current plot shares with us, historically speaking, the first advancements of women, it begins the process of opening up independence for women by giving them the benefit of the doubt. Is this word appropriate? We were not given the opportunity to act independently. Our society gave us something that we shouldn't have asked for and has served as an example for nations with political-feminist challenges that are still developing.
Within her texts, Virginia shares with us, with a certain amount of neatness and respect, her experiences of male rejection, of only being rejected for a mere gender reason. In such a case, does null intelligence have an influence or is it just the fear of the notion that we can be like men? Many of these questions will naturally come to mind as the reader unravels the thoughts, attitudes, and conclusions of the shared environment.
While the current plot shares with us, historically speaking, the first advancements of women, it begins the process of opening up independence for women by giving them the benefit of the doubt. Is this word appropriate? We were not given the opportunity to act independently. Our society gave us something that we shouldn't have asked for and has served as an example for nations with political-feminist challenges that are still developing.
Within her texts, Virginia shares with us, with a certain amount of neatness and respect, her experiences of male rejection, of only being rejected for a mere gender reason. In such a case, does null intelligence have an influence or is it just the fear of the notion that we can be like men? Many of these questions will naturally come to mind as the reader unravels the thoughts, attitudes, and conclusions of the shared environment.
"Women do not write books about men—a fact that I could not help welcoming with relief, for if I had first to read all that men have written about women, then all that women have written about men, the aloe that flowers once in a hundred years would flower twice before I could set pen to paper."
(Woolf, 2018, chapter 2, p. 22)
(Woolf, 2018, chapter 2, p. 22)
How many opportunities have we had? And how much independence have we had? This is one of the issues that have garnered the most attention since the beginning of the narrative since it emphasizes the need for women to become the owners of their destinies.
Having a desire for social justice and fighting for it is not enough. It happens that the very same environment denies diversity, and refuses to accept the world's ability to act differently from conventions. A teacher has imposed both mental and physical limitations upon women, a clear example Virginia shares with the readers. This is an obvious example of inferiority. Here we enter into a realm that has been so intense and firmly affirmed for so long that we are unable to think of ourselves as ourselves. Neither capabilities nor freedom is ours.
"Marriage was not an affair of personal affection, but of family avarice, particularly in the "chivalrous" upper classes"
(Woolf, 2018, chapter 3, p. 60)
(Woolf, 2018, chapter 3, p. 60)
I cannot criticize the social ideology that puts well-being and comfort ahead of love. Within the history of humanity, that fervent example resurfaces immeasurable times. Various civilizations have valued stability before creating an intimate bond as marriage. Nevertheless, even within the same word marriage, we see the most disturbing effect of our time: the taking of women as direct objects of men and not as individuals.
What kind of freedom can we truly have if we cannot enjoy the most basic, most basic human rights? Even though there have been radical changes, we cannot determine that these changes have given us the same privilege, freedom, and tranquility that men have. The changes have taken place, they are not denied, but equity is not reached because value continues to be contested, even due to gender-based issues aligned with economic, labor, social, and cultural concerns. My favorite aspect of this analysis is how society is willing to question what it considers normal or correct just because it has lived through it for generations. Social norms are relative, we have to analyze the manipulation of beliefs.
It also applies to the theme of female art, which is the one I want to emphasize. There is a burning art in feminine words that is fierce and intense, and even though it is influenced by rebelliousness and desperation to make our ills known, they are usually more pleasing than masculine words. Their virility seems confined to the rough, to feel the judgment of their vulnerability.
"Coleridge perhaps meant this when he said that a great mind is androgynous. It is when this fusion takes place that the mind is fully fertilized and uses all its faculties." Woolf mentions one of the less common elements when discussing male literature with female elements. Female relationship in the world of androgyny and in the struggle for social recognition is attractive and explosive to me. Being true to what we feel and how we express it makes our art a delight and a pain to die countless times. It is what we have to say that fuels our passion for writing, or any other kind of art for that matter; the reality of rejection leads to our blood boiling, because we want them to see us. As a result of the combination of tiredness and hope, we spring to life en masse.
Woolf discusses Shakespeare's unknown sister and the similarity to so many silent voices, so many that have not been given a chance to flourish, even in the cessation of their own light. She narrates: "...I believe that this poetess who never wrote a word and is buried at this crossroads still lives. She lives in you and me, and in many other women who are not here tonight because they are doing the dishes and putting children to bed. But live; for great poets do not die; they are continual presences; they only need the opportunity to walk among us in the flesh. This opportunity, I believe, you will soon have the power to offer to this poetess. "
Woolf's affirmation leaves an intrepid note when facing the uncertain future of female art, about what will happen if the voices will grow, but this time as vines; if we may be more rebellious and write in more than one room, even if it doesn't belong to us.
A Room of One's Own by Virginia Woolf is available in English